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martes, 26 de julio de 2011

Mario Rueda Peña tiene la virtud de ser realista visionario en diagnóstico político y está acertado cuando afirma que el voto urbano, donde está asentada la mayoría se inclina por el voto nulo, lo que reduciría a la nada el resultado final.

El Gobierno tiene muy organizados “movimientos sociales” para inducir tanto a campesinos como a ciertos sectores de la agregación rural a la demografía urbana (El Alto, laderas de La Paz y barrios suburbanos de casi todas las ciudades), a marcar en forma correcta las casillas de las papeletas de sufragio
La suerte está ya echada: en los comicios de octubre la pulsada real será entre el voto válido y el nulo. De por medio, el blanco, como infiltrado en la gresca. El Gobierno, en el primer bando, con direccionales a nivel regional y nacional, trazadas en forma vedada, para que el electorado mayoritariamente se incline a favor de una buena mayoría de los candidatos a magistrados, en la cual, según denuncias de la oposición, figurarían tipos que lucen escarapelas del MAS en la chaqueta. La oposición, en la segunda cuadrilla, convocando a la gente a invalidar su voto.
Así las cosas, ¿Cuál podría ser el epílogo? ¿El voto nulo reduciendo a la nada la legitimidad de los resultados electorales finales o, al revés, derrotado por el sufragio a favor del oficialismo?
Analicemos ciertas realidades que tienen que ver con latitudes geográficas que también son político-sociales, antes de ensayar respuestas a tales preguntas.
Es obvio que tanto en la troncal La Paz-El Alto-Cochabamba-Santa Cruz como en la subtroncal Oruro-Potosí-Tarija-Sucre-Trinidad-Cobija, de clase media para arriba, será manifiesta la inclinación al voto nulo. Aludimos a segmentos sociales que en forma diferenciada tienen acceso a deficiencias e irregularidades sobre el tema y a los principios jurídico-constitucionales a observar en toda consulta popular. Conocen las fallas al respecto y, lo que es peor, ignoran quienes son y que valen profesional y culturalmente hablando, los candidatos a magistrados que aparecen en la respectiva nómina. Es posible, en consecuencia, que se congreguen en torno al voto nulo, porque no les gustaría para nada votar por desconocidos.
Pero en los sectores populares urbanos del occidente, principalmente, la campaña oficialista alentaría el voto mecánico. Es decir, de aquel que se circunscribe a las meras marcas de papeleta. Esto ocurriría particularmente en las zonas rurales de La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija. El Gobierno tiene muy organizados “movimientos sociales” para inducir tanto a campesinos como a ciertos sectores de la agregación rural a la demografía urbana (El Alto, laderas de La Paz y barrios suburbanos de casi todas las ciudades), a marcar en forma correcta las casillas de las papeletas de sufragio. Igual cosa harían en zonas rurales de Santa Cruz, Beni y Pando, a las que arribaron “colonizadores” de occidente.
Actualmente, en la demografía nacional, el mayor peso corresponde a lo urbano, área en la que se concentra la mayor parte de la población boliviana. A pesar de todo lo referido, se torna incierto el epílogo de la pulseada entre el voto nulo y el voto válido.

El autor es periodista

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