Al Gobierno del MAS se le acabaron los argumentos para tratar de aplastar jurídicamente un derecho fundamental que ampara a los que promueven el voto nulo para las elecciones judiciales del 16 de octubre, las que podrían convertirse en uno más de numerosos plebiscitos a los que se ha sometido el oficialismo desde el 2006 y que le han permitido avanzar bruscamente en la conquista del poder total en el país.
El avance del MAS tuvo un fuerte tropezón electoral el 4 de abril del año pasado, cuando fracasó al dar el último paso que le faltaba para enseñorear su poder en todo el territorio nacional. Todavía estamos viviendo los remezones de ese golpe que sufrió el oficialismo, que puso en marcha una gigantesca estrategia jurídica y política para derrocar a los líderes que le ganaron la pulseada al MAS en lugares claves como las ciudades de Oruro, La Paz, Sucre y Potosí y en los departamentos de Tarija, Beni y Santa Cruz, además de una gran cantidad de municipios donde el aparato masista ya aplicó su torniquete golpista.
La imagen del MAS ya estaba seriamente deteriorada aquella vez, como consecuencia del autoritarismo, el abuso y los ataques al estado de derecho. Esa situación ha empeorado en los últimos meses, por la vía de los golpes, el narcotráfico, el gasolinazo, la inflación, la pésima gestión económica y la corrupción, pero aun así, Evo Morales puede conseguir el 16 de octubre, el oxígeno político necesario que le permitirá lógicamente, recuperar parte de la legitimidad que su régimen ha tirado por la borda y sobre todo, conseguir el respaldo popular indispensable para seguir arremetiendo con sus políticas ilegales y antidemocráticas.
El Gobierno había diseñado el plan perfecto para lograr una aplastante victoria el 16 de octubre: censura a la libertad de expresión, elección amañada de candidatos, prohibición de hacer campaña, de tal forma de consolidar una suerte de “voto ciego” y sin opciones reales para la ciudadanía. No es casual que, ante el fracaso –decíamos-, de las amenazas contra los que promueven el voto nulo, el régimen haya desencadenado una nueva ola de persecución con traslados ilegales de presos políticos, planes de derrocamiento del gobernador del Beni y la rearticulación del caso terrorismo con nuevos implicados, entre los que se encuentra la máxima autoridad del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas, cuya posición respecto del voto nulo, sería gravitante para concentrar voluntades.
El ex alcalde de La Paz y líder del Movimiento Sin Miedo ya lanzó su propia campaña por el “no” y por su parte, el jefe de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina también está buscando el apoyo de líderes regionales en función de la misma causa. La gran pregunta es si esta vez la oposición conseguirá articularse en una sola voz y, como han arengado, serán capaces de llegar hasta el final, enfrentando las duras amenazas que les han lanzado desde el oficialismo. Existen sectores como el Conamaq, algunos sindicatos y movimientos sociales, tradicionalmente aliados del Gobierno que han manifestado su decisión de pifiar el voto y obviamente, queda por ver si al régimen gobernante le dará resultado su estrategia de amedrentamiento contra los líderes regionales, de los cuales la población espera una respuesta.
No hay duda que el proceso de elección de jueces ya se ha viciado, no solo porque empezó mal, sino porque el Gobierno también está impulsando el voto consigna. Será la última oportunidad de la oposición de impedir que el MAS de el paso final hacia la imposición de la autocracia en el país.
El avance del MAS tuvo un fuerte tropezón electoral el 4 de abril del año pasado, cuando fracasó al dar el último paso que le faltaba para enseñorear su poder en todo el territorio nacional. Todavía estamos viviendo los remezones de ese golpe que sufrió el oficialismo, que puso en marcha una gigantesca estrategia jurídica y política para derrocar a los líderes que le ganaron la pulseada al MAS en lugares claves como las ciudades de Oruro, La Paz, Sucre y Potosí y en los departamentos de Tarija, Beni y Santa Cruz, además de una gran cantidad de municipios donde el aparato masista ya aplicó su torniquete golpista.
La imagen del MAS ya estaba seriamente deteriorada aquella vez, como consecuencia del autoritarismo, el abuso y los ataques al estado de derecho. Esa situación ha empeorado en los últimos meses, por la vía de los golpes, el narcotráfico, el gasolinazo, la inflación, la pésima gestión económica y la corrupción, pero aun así, Evo Morales puede conseguir el 16 de octubre, el oxígeno político necesario que le permitirá lógicamente, recuperar parte de la legitimidad que su régimen ha tirado por la borda y sobre todo, conseguir el respaldo popular indispensable para seguir arremetiendo con sus políticas ilegales y antidemocráticas.
El Gobierno había diseñado el plan perfecto para lograr una aplastante victoria el 16 de octubre: censura a la libertad de expresión, elección amañada de candidatos, prohibición de hacer campaña, de tal forma de consolidar una suerte de “voto ciego” y sin opciones reales para la ciudadanía. No es casual que, ante el fracaso –decíamos-, de las amenazas contra los que promueven el voto nulo, el régimen haya desencadenado una nueva ola de persecución con traslados ilegales de presos políticos, planes de derrocamiento del gobernador del Beni y la rearticulación del caso terrorismo con nuevos implicados, entre los que se encuentra la máxima autoridad del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas, cuya posición respecto del voto nulo, sería gravitante para concentrar voluntades.
El ex alcalde de La Paz y líder del Movimiento Sin Miedo ya lanzó su propia campaña por el “no” y por su parte, el jefe de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina también está buscando el apoyo de líderes regionales en función de la misma causa. La gran pregunta es si esta vez la oposición conseguirá articularse en una sola voz y, como han arengado, serán capaces de llegar hasta el final, enfrentando las duras amenazas que les han lanzado desde el oficialismo. Existen sectores como el Conamaq, algunos sindicatos y movimientos sociales, tradicionalmente aliados del Gobierno que han manifestado su decisión de pifiar el voto y obviamente, queda por ver si al régimen gobernante le dará resultado su estrategia de amedrentamiento contra los líderes regionales, de los cuales la población espera una respuesta.
No hay duda que el proceso de elección de jueces ya se ha viciado, no solo porque empezó mal, sino porque el Gobierno también está impulsando el voto consigna. Será la última oportunidad de la oposición de impedir que el MAS de el paso final hacia la imposición de la autocracia en el país.
No es casual que, ante el fracaso –decíamos-, de las amenazas contra los que promueven el voto nulo, el régimen haya desencadenado una nueva ola de persecución con traslados ilegales de presos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario