Nos encontramos a la deriva, extraviados en un océano de contradicciones e incoherencias. En un mar de oscuras y temibles aguas. Agobiados por una densa neblina —de discursos, amenazas y acusaciones encontradas—, que no nos dejan ver más allá de nuestras narices. Sin brújula, mapa o instrumento que puedan enmendar el camino. Sujetos a la voluntad del viento, a su poder, a su fuerza. Que soplando contra las velas, nos lleva de este a oeste, a pesar de lo que desea nuestra voluntad. Somos un naufragio que todavía se desplaza.
El partido de turno ha invertido horas de televisión y radio, páginas y páginas en medios de comunicación escritos para legitimar un proceso electoral —autodenominado histórico—, que arrastraría una serie de irregularidades, susceptibilidades y desconfianzas. Para muchos, la preselección de candidatos a los principales cargos de las instituciones que comprenden el Órgano Judicial está viciada de nulidad. Por incumplimiento de la norma. Por convocatorias atípicas. Por vulneración a procedimientos normados. Por muchas otras cosas. Aspectos que en su conjunto han llevado a diversas autoridades, líderes políticos, ciudadanos comunes de pensamiento libre a denunciar públicamente un cuoteo de estos cargos por parte del Movimiento Al Socialismo (MAS). Reprochar un empoderamiento programando de la justicia boliviana por parte del Gobierno.
“Yo voto nulo”, “voto nulo de conciencia”, “yo anulo”, “vota nulo” son algunos lemas con los cuales se ha iniciado una cruzada por el voto rechazo en los comicios judiciales de octubre de 2011. Acciones en las que se han visto a diputados de oposición, en las sesiones de la Asamblea Legislativa, cargar y exponer letreros con el título “voto nulo”. Discursos políticos en los que sus representantes anunciaron su preferencia personal a este tipo de sufragio. Páginas web de redes sociales, tales como Facebook y Twitter, comunicando el voto nulo, con todo su alcance masivo.
En represalia, miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional —afines al MAS— han señalado que estas iniciativas se tipifican como una inducción al voto, conducta sancionable penalmente, de uno a tres años de presidio, por disposición del inciso k) del artículo 238 de la Ley del Régimen Electoral. Se llega a amenazar, con el imperio de la ley, a quienes se atrevan a realizar campañas en este sentido. A pesar de la contundencia del mensaje gubernamental, en un acto de cordura, el Vicepresidente del Estado —en contraposición a las intimidaciones realizadas por otros miembros de su partido— dijo que el “voto nulo” es un derecho del ciudadano. Al final quién sabe.
Con tantas amenazas, da miedo hablar de las elecciones. Cuánto más de sus postulantes. Cualquiera podría denunciar de hacer campaña. Las consecuencias son serias. Como en las viejas épocas, habrá que andar con el testamento bajo el brazo.
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