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viernes, 28 de octubre de 2011

Juan José Anaya desde LTD hace ver que el resultado de las últimas elecciones muestra el desencanto general hacia E.M. son votos blancos y nulos que superan en mucho a los oficialistas

El resultado de la votación parece estar más ligado a cierto desencanto popular hacia su Gobierno, que a un rechazo deliberado y consciente contra una constitución de por sí bastante ambivalente
Comprender la elección pasada desafía la mente de los estrategas políticos más brillantes. El pueblo acudió a las urnas en masa y los votos nulos y blancos fueron abrumadores (que no son lo mismo pero al caso da igual). Además, el ausentismo rondó por el 20 por ciento del padrón.  ¿Cómo interpretar esta rara conducta?, ¿querrá decir algo?, ¿a quien?
Un axioma elemental de la ciencia política afirma que no es posible atribuir un sentido unívoco a las distintas tendencias manifiestas por el voto en una elección como si la voluntad de las personas y la de los corderos fuera la misma; las causas que motivan una decisión electoral pueden ser muy distintas entre si, aunque el voto sea el mismo... pero sí podemos establecer algunas motivaciones comunes. Sin el afán de agotar el tema a continuación ensayaremos algunas respuestas.
Debemos volver hasta los orígenes de la nueva Constitución Política del Estado. Fue aprobada por amplia mayoría en otra elección, pero esto de por sí no garantiza su idoneidad ni siquiera que la gente conociera su contenido al menos “diagonalmente” antes de emitir su respectivo sufragio. Es más, sí es cierto que el pueblo votó nulo en la elección de jueces porque no tuvo chance para conocer a sus candidatos (como explicó el Gobierno justificando esa rara conducta), con mucha más fuerza debería ser cierto que la gente apoyó el nuevo texto constitucional porque no lo había leído (como parte de los jueces). Peor aún, el Tipnis revela que la misma cúpula gubernamental desconocía sus disposiciones.
En ese orden, asumir que el pueblo apoyó la nueva constitución por la mera simpatía que sentía hacia el discurso político gubernamental y el carisma de Evo Morales en ese momento, resulta más sensato. Sin embargo, todavía hay otras justificaciones oficiales aún más sorprendentes, veamos algunas proferidas por el Ministro de Gobierno (el lunes pasado): “En esta elección, la derecha y la oposición, Doria Medina, Sánchez Berzaín, la gente de Sánchez de Lozada, Manfred Reyes Villa, Juan del Granado, o sea, esa derecha que no quiere a la Constitución y que reniega de ella porque les hemos quitado el cuoteo  para elegir los jueces, esa derecha  ha hecho un trabajo político en contra de la elección; en segundo lugar, nosotros entendemos que ha habido un problema en cuanto a la marcha del Tipnis, una marcha de personas que están ejercitando un derecho, pero que ha perjudicado también la elección judicial y ha tenido su impacto; eso no se puede negar” (por cierto, algo que no hubiese pasado, si nuestros libertarios gobernantes hubiesen leído la constitución).
Luego prosigue el Ministro: “Los medios han martillado permanentemente (en contra de la elección) pero en otros lugares la población ha tenido la oportunidad de discernir y ante todo no ha estado atacada por los medios, como ha estado gran parte de la ciudades y centros urbanos.” Estas últimas hipótesis son algo más complicadas de descifrar… el Ministro ¿trató de decir qué los medios no informen sus barbaridades como informaban antes las barbaridades de los gobiernos neoliberales? (!)
Lejos de eso, el resultado de la votación parece estar más ligado a cierto desencanto popular hacia su Gobierno, acostumbrado ya a mentirnos sin compasión en nombre de los nobles propósitos y a culpar al imperialismo de todos sus desaciertos, que a un rechazo deliberado y consciente contra una constitución de por sí bastante ambivalente y opacada por los embustes de su preámbulo que las grandes mayorías ignoran.
 
El autor es economista
llamadecristal@hotmail.com

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