Meditar. La oposición honestamente debería meditar si tuvo algo que ver con el resultado y los porcentajes del voto nulo en las elecciones del Órgano Judicial.
Los resultados de las elecciones judiciales del domingo pasado deben motivar reflexiones tanto en los niveles de Gobierno como en los de la oposición. En los primeros es saludable un examen de conciencia política y programática y sobre el balance que estas acciones arrojan durante estos años de Gobierno.
El mismo Defensor del Pueblo ha pedido que el Ejecutivo haga una autocrítica y es lógico porque los resultados del voto nulo y el válido, han creado condiciones sociales y políticas que no pueden soslayarse en sus efectos.
Las elecciones judiciales politizadas con antelación y sus resultados no pueden esquivar la reflexión en ese mismo plano, es decir el político, en sus causas y en sus efectos más inmediatos y a futuro, porque lo que ocurrió en las tres elecciones en las que ganó el partido de Gobierno con más del 50 por ciento y las otras similares con más del 60 por ciento se situaron en escenarios y momentos diferentes a los actuales. Los resultados de las judiciales en lo político no pueden dejar duda sobre una realidad diferente y por ello mismo el Gobierno tiene que tener una lectura serena pero al mismo tiempo oportuna para introducir cambios en acciones políticas, sociales y económicas que los últimos tiempos han estado unidas a situaciones delicadas como el gasolinazo, la marcha por el TIPNIS y la represión policial y otras que han originado el distanciamiento de importantes sectores ciudadanos con el Gobierno.
La oposición, que realiza esfuerzos para capitalizar a su favor el voto nulo de las elecciones judiciales, debe a su vez, esforzarse para realizar una lectura completa del voto ciudadano del domingo pasado. Estos sectores políticos deberían analizar con prudencia, si el voto ciudadano del nulo y de los blancos, son producto de un plebiscito que impulsaron para establecer el nivel de apoyo al presidente Evo Morales.
Una oposición conciente y que pretende retomar el rumbo de un escenario donde ha sido prácticamente borrada del mapa, no puede lanzar proclamas exitistas en relación a un voto electoral que en su origen y consecuencia en las urnas puede tener muchas explicaciones, más allá de las arengas de los políticos opositores y de la campaña ejercitada por el voto nulo. Y esto debería al mismo tiempo servir como una recomendación oportuna para otros actores menores cuyo oportunismo desde los desmembrados movimientos cívicos ya resulta patético cuando no penoso.
El voto nulo del domingo en los porcentajes que se conocen hasta el momento y aún cuando el válido se aproxime, es un voto ciudadano que no puede ser subestimado ni por el oficialismo ni por la oposición que con sólo arrogarse para sí estos resultados, caería en una ofensa al ciudadano, que posiblemente ni siquiera tomó en cuenta la campaña por el No, y por el contrario sí su propio análisis respecto a la selección de los candidatos y a las dudas que le generaron el cambio de un nuevo sistema judicial a partir del voto electoral, a la conducta de candidatos que rompiendo la norma que les prohibía realizar propaganda, la realizaron, demostrando su falta de respeto a la ley o también el propio ambiente político lleno de contradicciones y dudas sobre la gestión gubernamental.
Si el oficialismo debe tener la inteligencia e hidalguía de reconocer sus errores, la oposición debería pensar que su reacomodo en el sistema político electoral, va mucho más allá del voto nulo, porque honestamente deberían meditar si ellos tuvieron algo que ver con él.
El mismo Defensor del Pueblo ha pedido que el Ejecutivo haga una autocrítica y es lógico porque los resultados del voto nulo y el válido, han creado condiciones sociales y políticas que no pueden soslayarse en sus efectos.
Las elecciones judiciales politizadas con antelación y sus resultados no pueden esquivar la reflexión en ese mismo plano, es decir el político, en sus causas y en sus efectos más inmediatos y a futuro, porque lo que ocurrió en las tres elecciones en las que ganó el partido de Gobierno con más del 50 por ciento y las otras similares con más del 60 por ciento se situaron en escenarios y momentos diferentes a los actuales. Los resultados de las judiciales en lo político no pueden dejar duda sobre una realidad diferente y por ello mismo el Gobierno tiene que tener una lectura serena pero al mismo tiempo oportuna para introducir cambios en acciones políticas, sociales y económicas que los últimos tiempos han estado unidas a situaciones delicadas como el gasolinazo, la marcha por el TIPNIS y la represión policial y otras que han originado el distanciamiento de importantes sectores ciudadanos con el Gobierno.
La oposición, que realiza esfuerzos para capitalizar a su favor el voto nulo de las elecciones judiciales, debe a su vez, esforzarse para realizar una lectura completa del voto ciudadano del domingo pasado. Estos sectores políticos deberían analizar con prudencia, si el voto ciudadano del nulo y de los blancos, son producto de un plebiscito que impulsaron para establecer el nivel de apoyo al presidente Evo Morales.
Una oposición conciente y que pretende retomar el rumbo de un escenario donde ha sido prácticamente borrada del mapa, no puede lanzar proclamas exitistas en relación a un voto electoral que en su origen y consecuencia en las urnas puede tener muchas explicaciones, más allá de las arengas de los políticos opositores y de la campaña ejercitada por el voto nulo. Y esto debería al mismo tiempo servir como una recomendación oportuna para otros actores menores cuyo oportunismo desde los desmembrados movimientos cívicos ya resulta patético cuando no penoso.
El voto nulo del domingo en los porcentajes que se conocen hasta el momento y aún cuando el válido se aproxime, es un voto ciudadano que no puede ser subestimado ni por el oficialismo ni por la oposición que con sólo arrogarse para sí estos resultados, caería en una ofensa al ciudadano, que posiblemente ni siquiera tomó en cuenta la campaña por el No, y por el contrario sí su propio análisis respecto a la selección de los candidatos y a las dudas que le generaron el cambio de un nuevo sistema judicial a partir del voto electoral, a la conducta de candidatos que rompiendo la norma que les prohibía realizar propaganda, la realizaron, demostrando su falta de respeto a la ley o también el propio ambiente político lleno de contradicciones y dudas sobre la gestión gubernamental.
Si el oficialismo debe tener la inteligencia e hidalguía de reconocer sus errores, la oposición debería pensar que su reacomodo en el sistema político electoral, va mucho más allá del voto nulo, porque honestamente deberían meditar si ellos tuvieron algo que ver con él.
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