El 16 de octubre debería ser convertido en el día de la creatividad contestataria, se trata de anular con irreverencias
Pretender hacer de las elecciones judiciales un plebiscito es un error, y es que de ese modo se pueden confundir aún más las cosas. Éste no es el momento ni el lugar para que el pueblo se manifieste a favor o en contra del Gobierno en líneas generales, de lo que se trata es de estructurar el repudio a una farsa que no tiene nada de inocente.
Los bolivianos tenemos que tener claro que don Evo Morales, dicho sea de paso, con la ayuda de Juan Del Granado, ganó las elecciones del año 2009 con más del 67 por ciento de los votos, eso le permite dominar la Asamblea Plurinacional. (Tema aparte son las estrategias un tanto chicaneras utilizadas para haber ganado con no sólo ese porcentaje, sino para que la representación del MAS, sea mayor que la que verdaderamente reflejaban los votos).
En cuanto a la elección de jueces y magistrados, el partido de Gobierno está en el pleno derecho de elegirlos como les dé la gana, lo estarían también si se respetarían los mecanismos de nuestra nunca bien ponderada y estúpidamente defenestrada, antigua constitución. Lo que indigna, es que con una elección que no deja de ser una pantomima, la gente de Gobierno pretenda legitimar a los jueces que ellos han escogido.
La treta es perversa, porque creando la ficción de un intento de transparencia y de obediencia a la voluntad del pueblo, en realidad lo que el Gobierno está tratando de hacer es legitimar la elección de su gente. Magnifico disfraz para aplastar jurídicamente a opositores y disidentes, atroz máscara para ocultar una manifiesta vocación autoritaria y astuta manera de liberarse de la responsabilidad que implica elegir a un juez en una cámara.
Para colmo debemos tomar en cuenta el accionar del Gobierno en los últimos años, que ha utilizado al sistema judicial para maniatar o destrozar a los opositores. Quiero hacer hincapié en el caso de Sabina Cuellar, una mujer de pollera, quechuista, de extracción pobre, afín al MAS, -fue representante en la Asamblea Constituyente por esa tienda política-, y que ahora está acusada de haber promovido actos de racismo, y está con un pie en la cárcel, siendo su único delito el no haber actuado como una levanta manos más.
No debemos permitir que nos tomen por tontos, por lo que toca arruinarles la farsa a los del Gobierno. Un porcentaje importante de votos nulos conscientes sentarán un gran precedente. El 16 de octubre debería ser convertido en el día de la creatividad contestataria, se trata de anular con irreverencias, escribiendo alguna palabrota, dibujando algún signo obsceno, o escribiendo socarronamente, con mano firme en toda la papeleta un contundente: Viva Evo.
Sabemos que la justicia boliviana es vomitiva, que se debe hacer una gran reforma, pero sabemos también que el camino elegido por el MAS no es el que nos va a llevar a un buen destino. Lo irónico es que precisamente por el poder acumulado por el partido de Gobierno, gracias a la gran votación recibida en las últimas elecciones generales, podemos estar seguros que éste es el peor momento para acometer una reforma del Poder Judicial sensata.
El autor es periodista independiente
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