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martes, 8 de noviembre de 2011

Mario Rueda Peña resignado como todos los bolivianos a la posesión de los nuevos magistrados dice que sus resoluciones mostrarán el grado de idoneidad, transparencia e independencia, de modo que no tendremos que esperar largo para ver la gloria o el chasco judiciales

No tendremos que esperar demasiado tiempo para saber el tipo de apogeo que espera a la mudanza que legalmente determinara el minoritario voto válido en las urnas: si de gloria, porque las cosas salen bien o de chasco si acontece lo contrario
Los tercos hechos son los que finalmente califican de bueno, regular o malo a cualquier cambio. Y los resultados, a plazo más o menos inmediato, nos dirán si los magistrados recientemente elegidos en las urnas, satisfacen o no las expectativas de moros y cristianos de un positivo avance en la administración de justicia.
Como objetivo de tan inédita consulta popular se mencionó la necesidad de acabar con la crónica retardación de justicia. Igualmente, con expurgar del rostro de la Diosa Themis ciertos rasgos endógenos que le daban una apariencia repulsiva, entre los cuales, sin duda alguna, la corrupción era lo que más le ensombrecía el semblante. Estas proclamas alcanzaron cierta recurrencia a lo largo de la campaña oficialista de inducción al voto válido.
 Si con los nuevos magistrados, la administración de justicia acelera el paso o mantiene el cansino de antes, es algo que a más tardar sabremos hasta fines de 2012. Para entonces dispondremos de datos bastante ilustrativos al respecto. Tanto la cantidad de viejas causas no resueltas, cuanto de las nuevas que hagan cola a la espera de las respectivas sentencias, nos dirán si el mal acabó, permanece igual o peor que antes.
El contenido y dirección de las resoluciones judiciales nos indicarán el grado de idoneidad, transparencia e independencia de los nuevos magistrados. Es decir, si resuelven las causas con transparencia, estricto apego a la ley y total independencia de los demás poderes públicos; sobre todo, del Ejecutivo. En ciertos procesos penales contra determinados personajes de la oposición, podremos encontrar evidencias de que actúan por cuenta propia o en cumplimiento de órdenes de arriba.
Así que no tendremos que esperar demasiado tiempo para saber el tipo de apogeo que espera a la mudanza que legalmente determinara el minoritario voto válido en las urnas: si de gloria, porque las cosas salen bien o de chasco si acontece lo contrario. 
 
El autor es periodista

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